Título: El castillo de San Severino
Autor:
Martín Iguarán
Fecha de publicación: 2021
Editorial: Passer
Páginas: 264
Precio: 16,64
€
La
herencia inesperada de un primo lejano obliga a Fran a realizar un viaje hacia
el desconocido pueblo de San Severino. Allí le espera la residencia de la
familia Aliaga Morejón, de los que descubrirá las entrañas de una vida en la
que las apariencias engañan y los hechos del pasado aún perduran en el
ambiente. Un pasado que atrapa.
Opinión
“¿Qué clase de persona era, que le había envenenado la mente hasta el punto de vivir en reclusión?”
Antes que nada, me gustaría agradecer al autor que me
haya ofrecido la posibilidad de leer su libro. Tengo que reconocer que, en un
primer momento, el título El castillo de San Severino no me llamó mucho
la atención, y el principio del libro tampoco, ya que empieza a hablar de asuntos
relacionados con la temática del derecho. Pero llegó un momento en el que una
oración me sorprendió de tal manera que no pude parar de leer hasta saber el
final: “–Como se nota que llegamos a la loma del orto. ¿Cómo puede ser que no
haya internet? ¡Maldito subdesarrollo!”, porque, admitámoslo, que hoy en día un
pueblo no tenga nada de cobertura (a no ser que sea un pueblo perdido de la
mano de Dios) es muy raro. A partir de ahí, la intriga comenzó a crecer.
Continuamos
avanzando, inciertos si estábamos en el buen camino, cuando el comité de
bienvenida apareció y definitivamente no era el que esperábamos: una jauría de
perros, flacos y enseñando los dientes, se abalanzó sobre el auto aullando y
ladrando. […] Algunos de los perros estaban tan famélicos que se distinguían
con nitidez sus costillas. Se lanzaban
contra el auto con un arrojo que parecía antinatural. […] Ejecuté la hazaña más
heroica a mi alcance: toqué a fondo la bocina. El atronador sonido pareció
confundir a los perros, y cuando arranqué fuerte, el empellón del auto terminó
de convencerlos de huir. Se perdieron entre la espesura de los pastos, y no los
vimos más.
También quería decir que, antes de empezar a redactar una
reseña, leo las opiniones de otros sobre el libro en cuestión, y con este no ha
sido diferente. De El castillo de San Severino decían que era una novela
de terror gótico que daba mucho miedo, pero la verdad es que a mí no me lo ha
parecido (sino no hubiera podido leerla). Personalmente, la clasificaría más
como una historia de misterio, intriga y suspense con elementos sobrenaturales,
capaz de mantener al lector en vilo hasta la última página.
La narración se escribe en presente y en primera persona, aspectos que le permiten al lector ahondar en la perspectiva del protagonista y sentir todas sus emociones y sensaciones. Además, las descripciones que aparecen en la obra están tan bien detalladas y son tan precisas que te transportan al escenario de los hechos, experimentando las sensaciones y emociones como si fueras tú el protagonista de la historia.
A medida que las luces brotaban una por una, obtuvimos una mejor visión de la planta baja del Castillo. Una alfombra ancha, de rombos verticales color rojo sangre en el centro, y lanzas amarillas en los bordes. A la izquierda, el acceso a una recámara con tres puertas, dos que conducían a la izquierda y una a la derecha. A la derecha, poco más adelante, una escalera ancha y con peldaños descoloridos. Los pisos eran de tablones de madera, similar a la pinotea, pero mucho más antiguos y deteriorados por la falta de cuidado. Al caminar de una lámpara a otra, la señora Torres hacía crujir cada tabla. Los herrajes de las puertas eran de bronce, con dibujos de plantas algunos, pero la mayoría de las veces de animales feroces: pumas y jabalíes.
Uno de los aspectos más interesantes para mí, porque no
suele haber en otros libros, es la inclusión de notas a pie de página. Estas notas
aportan datos históricos y culturales que enriquecen la trama y sumergen al
lector en la historia argentina. Especialmente, se nota cuando los personajes principales
(Fran y Marisa) visitan el museo. En este espacio, se profundiza en la historia
del pueblo y en los conflictos con los pueblos indígenas.
Otro punto que se debe destacar es el desarrollo de los
personajes. Los protagonistas, Fran y Marisa, están muy bien definidos, tanto
en sus rasgos físicos como en sus características psicológicas, lo que les
aporta autenticidad y los acerca más al lector. Además de los personajes
principales, también observamos los personajes secundarios que ayudan a crear
una atmósfera inquietante y esa sensación de aislamiento que envuelve al pueblo
de San Severino. Tenemos a: la señora Torres, una persona que interactúa con
Fran y Marisa y ayuda a revelar algunos de los secretos del castillo; Bernardo,
el médico del pueblo que contribuye a crear esta atmósfera de misterio; Rocío,
la camarera del bar; …
Para acabar. quiero decir que espero que haya una segunda parte, ya que el
final me ha parecido un tanto abierto y deja espacio para continuar la
historia. Me gustaría saber más sobre el destino de algunos personajes…
PD: la he colgado hoy, día 31 de octubre, ya que la atmósfera de misterio y suspense se alinea muy bien con la temática de Halloween. La mezcla de elementos góticos y sobrenaturales viene que ni pintada para esta fecha.
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